Crónicas Canallas (XXXVII): Una de Ibáñez


Dicen en la RAE que la palabra ‘quiosco’ proviene del francés kiosque, incluso tiene la preciosa variante persa, košk. «Construcción pequeña que se instala en la calle u otro lugar público para vender en ella periódicos, flores, etc». La clave está en ESE etcétera.
El sillón T de la Real Academia, nuestro paisano cartagenero Pérez-Reverte, coincidiría conmigo en que dicha definición es incompleta, «rediós». Con T, se escribe talibán y líbreme yo de serlo con algo tan sublime como nuestro respetado y respetable castellano. Pero, como escriba de la realidad y cronista canalla, mi obligación es defenderlo a capa y espada, y hete aquí una propuesta para completar la acepción de un vocablo, sirva o no.
En un quiosco (con Q de queso, para los amantes del Whatsapp), recuerdo comprar por 5 duros (25 pesetas) los cromos de Italia 90 y tenía 1.000 veces ‘repe’ al hijoputa de Tassotti, aquel que le partió la tocha a Luis Enrique en tan fatídico partido, quizá, para que le siguiéramos odiando un poco más. También adquiría cartas de Oliver y Benji y, de vez en cuando, me hacía con un par de libros a módico precio, deSherlock, de Conan Doyle (delicioso, de verdad). Otra opción me la acerca mi princesa de 6 años: «En un quiosco me compro álbumes de Violeta», esa ídolo teenager de origen argentino, pastelosa como  ella sola, pero a los críos les gusta, así que amén. También me acuerdo de aquella promoción de dinosaurios que brillaban en la oscuridad, de manera que el fiero T-Rex se convirtió en una lámpara de mesilla sin pretenderlo. Pero los reyes del quiosco siempre fueron los cómics, un formato editorial pensado, por extensión y profundidad ideológica, para disfrutar en los momentos más ‘íntimos’. Hasta ahí puedo leer.
Por supuesto, Mortadelo y FilemónZipi y ZapeRompetechosPepe Gotera y Otilio13 Rue del Percebe, que sería la génesis de formatos televisivos como Aquí no hay quien viva o La que se avecina, también colgaban de los expositores de estos pequeños centros culturales e informativos en vías de extinción.
Al toparme con esta viñeta de antaño, no he podido evitar buscar la similitud. Álvarez-Cascos y Rato (ex-Bankia) son encarnados por aquellos espías chapuzas que daban cuentas al Súper. El profesor Bacterio es Míster X. Despejad la incógnita. Solo os diré que ZP le suministró morfina al moribundo.

Ay, España me duele, Arturo.
Compartir

Juan Máiquez

A sus 30 años ha hecho de todo en el mundo de la Comunicación y el Marketing. Con 22 años, fue editor de boletines informativos en una emisora a escala nacional en Madrid. Dio el salto a televisión con 24, donde hizo de reportero (sin dejar la radio) en lugares tan privilegiados como el Congreso de los Diputados, el Palacio de la Moncloa o el Senado. En Murcia, ha pasado por casi todas las secciones del periódico para el que escribe, La Opinión de Murcia, donde firma la contraportada todos los sábados con sus #CrónicasCanallas. Comparte espacio con el escritor y articulista de El País Juan José Millás. Ha publicado en libros de Sociología y prepara una nueva entrega editorial. Ha saltado al mundo del marketing con trabajos de locución para videos corporativos, ha vendido publicidad para una emisora de radio e, incluso, ha organizado una feria de vino en inglés en la provincia de Alicante. De hecho, tiene un blog en el portal americano www.examiner.com. Todo esto, sin abandonar su actividad periodística y su faceta como músico, escritor y radiofonista, parcela en la que tiene un posgrado.

    Comentar con Blogger
    Comentar con Facebook

0 comentarios: