La diputada por IU en la Región, Esther Herguedas, tardó poco en fotografiar la contraportada de este periódico el pasado sábado en la que salía David Costa -un murciano de 36 años, de Santo Ángel, residente en Shanghái y que espera un niño de su mujer china Yang Yang- para hacer el siguiente comentario en Facebook: “Gentes del IES Alquibla, aquí tenéis a nuestro David Costa, si me permitís, mi David Costa, todo un ejemplo de cómo se pueden aprovechar al máximo todas las potencialidades de una persona, en su caso un fantástico oído y una gran paciencia y tenacidad. Me alegro mucho de que sea feliz”. No voy a ser malo y decir eso de que a nuestros políticos les encanta colgarse la medalla, que también, pero puedo entender el orgullo que siente Esther como maestra y lo respeto profundamente.
David ya es un hombre, va a ser padre, y va a reportar muchos éxitos a la cadena hotelera que representa en China. Sus conocimientos musicales van íntimamente ligados a su capacidad para los idiomas, por eso habla cinco, con soltura. “Estuve unos años en el Conservatorio de Murcia aprendiendo viola ya que, después de pasar el examen con notas muy altas y haber sido elegido para las clases de piano, cambiaron de opinión y eligieron a otro por enchufe”. David no se muerde la lengua y se muestra muy crítico con la mentalidad empresarial murciana y la cultura del ‘dedazo’ que aquí se practica a la orden del día. Siempre le ha sublevado que gente sin talento consiga auparse a los primeros puestos y consiga buenas oportunidades profesionales, entre otras cosas, porque las miles de horas de estudio que ha invertido en su formación le han supuesto un sacrificio ímprobo que al fin ha dado su recompensa. Es de mentalidad ganadora.
Para él, la música es capaz de calmar su espíritu frenético y ávido de nuevos retos. “Adapté mis conocimientos de viola para la música celta y jazz, toqué en varios grupos en España e Inglaterra y más tarde me decanté por el violín. En el instituto aprendí piano, guitarra, flautas celtas (fiddles) y travesera, y timbales de todo tipo con genios mentores como Carlos y Esther, que me ayudaron a apreciar la música y a los que añoro muchísimo. En Mongolia interior aprendí algo de Morinhuur (instrumento mongol), a la vez que experimentaba con otros instrumentos étnicos. Ahora toco algo de celta, jazz y blues con el violín en un par de bares donde resido en Shanghái”. Me pregunto si es una manera de no volverse loco y mantener una salud mental vigorosa a 10.288 kilómetros concretamente de casa y de los suyos. El sábado 11 de octubre seguiré su ejemplo y celebraré mi cumpleaños en La Posada de Correos, rodeado de mis amigos, mi mujer y mi Fender Stratocaster. Habrá birra para todos, fría y a gogó.
El que comienza a tocar un instrumento musical, una guitarra, por ejemplo, lo hace para sorprender a una mujer. Para ligar. Y el que diga lo contrario, miente. “Cuando era más joven, solo había dos formas de salir con una chica; ser popular, atractivo, o ser original, ingenioso, musical… Hay gente que posee ambas virtudes”. Eso es compatible con ser un alto directivo occidental en Asia, tener esposa y prole y continuar acariciando un instrumento (musical) al final del día. Es una terapia.
¿Cómo es tu familia, David? “Yo soy hijo de mi padre, que es la persona más popular que conozco y al que le debo mi curiosidad, empeño y dedicación, a ser social, benevolente, nunca rendirme por lo que creo, ayudar desinteresadamente y, en general, dedicar la vida a ser mejor persona. Mi madre es la que me da fuerzas para poder con las dificultades, criar 5 hijos no es un trabajo, es una proeza que ella ha cumplido en toda la regla”.
Ahora sí, ‘Granwei’, es el momento de decirte que cuando seas padre, comerás huevos.
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