Esta sociedad murciana que posturea con desgarbo por la Plaza de las Flores, y posteriormente por Pérez Casas, en ese orden, al más puro estilo Cougar Town, está masculinizando a las féminas y afeminando a los tíos. Ojo a lo que digo, que no es ningún dislate. Los hombres usamos cada vez más productos cosméticos cuando, hace no apenas tantos años, existía únicamente un aftershave de color marrón que se llamaba Floyd. Y punto. Ahora, mi amiga Patrizia Gea cuenta en El País que, para vender soluciones de belleza masculinas, hay que atacar directamente al componente emocional, porque el hombre es tremendamente competitivo, dice. Por ejemplo, imaginaos al típico ganso que se pica por la autovía, camino de La Manga, porque le ha pasado como una bala un BMW Z3, y quiere darle alcance. “Pero, ¿quién se ha creído? ¿Yo que soy todo un Shumacher al volante?”. Pues con las cremitas lo mismo. Te tienen que prometer un cutis mejor que el de tu compi de gym, que ya se le notan irremediablemente los 38 tacos y tiene unas arrugas horrendas.
La cara, que no la cruz, la tenemos en ellas. Ahora es necesario que se les marque la ‘tabletita’ de abdominales en ese cuerpo danone que pelea a contrarreloj contra la edad. Por eso, se dejan la piel haciendo pole dance, la última sensación en miles de gimnasios. Y diréis, ¿qué coño es eso? Pues, básicamente, bailar sobre una barra de estriptis. Pero no se trata únicamente de poner cachondo al personal, que siempre está bien. Requiere de una condición física más que aceptable para realizar todos los movimientos y figuras, que se ejecutan con poesía aeróbica. Además, te tienes que calzar unos tacones de unos módicos 10 centímetros, como mínimo. Y con plataforma. Así, aunque vivas en La Flota o en Puente Tocinos, puedes sentirte como Demi Moore, cuando estaba tan atractiva como ahora. Al carajo la edad. La teniente O´Neil era una auténtica milf, que nadie lo ponga en duda. Recordadla bailando en la peli de Striptease.
Otra que se me viene a la cabeza cuando defiendo mi teoría sobre la masculinización de las féminas es Hillary Swank. Concretamente en Million Dollar Baby, asestando jubs y uppercuts a diestra y a siniestra. Las murcianas también pelean como jabatas en todos los ámbitos de la vida. En el curro, en la cola del Superdumbo y en los garitos de noche. Si ligas, es porque ellas te han elegido como sparring. No le des más vueltas. Tu frase ocurrente, lo único que le provocó fue una carcajada mental, que encajó con un sensual golpe de cadera y los brazos en jarra. Pero por dentro pensaba: “Bendito capullo”.
Y nosotros, pendientes de la tarifa de Nomásvello para lucir palmito en Menorca, y de la última crema de Ives Saint Laurent, que el paquete de tabaco que te aprietas a diario, lo está pagando la piel de tu cara. También es el momento en el que piensas que deberías renovar el armario, por culpa de esta primavera que hace bailar tus hormonas. Ya no te ves tan juvenil con la camisa de leñador del Oeste americano. Te sentaría mejor una americana de Carolina Herrera, o de ‘la Puri’, como un señor, aunque la crisis ha hecho estragos en tu bolsillo. Por tanto, mejor si estrenas unos ‘pisamierdas’ de 20 pavos, y así gastas en calzado made in Murcia. Y con idéntica dignidad, oye.
Eso sí, luego no te extrañes si te mandan a paseo por proponer una romántica velada en el Teatro Circo, y la fémina te dice, por el contrario, que prefiere un combate de boxeo, de esos que se organizan por la Vega Baja. Raro, raro, raro, que decía Papuchi.
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