El mitómano sufre. Cuando el considerado por muchos mejor cantante de la historia del rock&roll de todos los tiempos, Robert Plant, anuncia que va a tocar en esta bendita Región, todo amante de los vinilos y de la década más prolífica de la historia de la música -los 70, sin dudarlo- experimenta una sensación muy parecida al orgasmo. Miento, quizás todavía algo más erótico, morboso y excitante: los preliminares. El gatillazo viene cuando el susodicho cancela la cita “por problemas de agenda”. Qué bajón. Bilbaínos, cartageneros y murcianos, malagueños, madrileños y gerundenses tendremos que esperar a una próxima ocasión para verle con los Sensational Space Shifters. El jefe de los Led Zep hace que me reafirme en el eslogan que corona estas #CrónicasCanallas: por él, sí me quito el bombín. Y como pasa con Sabina o con sus Satánicas Majestades, no sabemos si habrá próxima ocasión, a pesar de que dicen eso de que “la mala hierba nunca muere”. Por cierto, tengo un colega que tiene entradas para ver a los Stones en el Calderón. La reventa va por 190 pavos, y subiendo. Como buen canalla, pienso ir a comisión si le coloco alguna. Confieso que no me apetece ver la artritis en los dedos de Keith Richards, y presumo que Jagger, con lo del suicidio de la novia, no está al 100% para cantarme eso de Start me up. No me importa disfrutarlos en el DVD del salón con un buen Juan Gil. Sin empujones y sin oler a sobaco y a marihuana.
A pesar de eso, tengo curiosidad por ver a Bobby Womack, guitarrista de Sam Cooke, y uno de los máximos exponentes de la música soul. Tiene alzhéimer y ha prometido a sus fans que seguirá al pie del cañón, Mientras el cuerpo aguante, que decía Miguel Ríos. La experiencia va más allá de lo musical, porque la energía que rebosa esta gente te hace agarrar la vida por los cuernos, zarandearla, y ponértela por montera.
Hay cosas en la Mar de Músicas de este año que vienen de Senegal y que tienen que hacer mover las caderas. Es la cita perfecta para llevar a una chica. Son ya veinte ediciones, y es una de las mejores excusas para disfrutar de las playas y de la maravillosa gastronomía de esta Región. Tengo mucho respeto por la música que se hace en los países nórdicos, tienen una arraigada cultura de rock & roll. Y si han decidido dedicar esta edición a Noruega, no creo que sea únicamente porque nos pulverizan en PISA. Hay algo más.
En cuanto al Jazz de San Javier, creo que voy a gozar por tercera vez con George Benson. Uno de los mejores guitarristas de jazz del mundo. No he visto a nadie que reproduzca con su voz, de forma simultánea, lo que suena en sus 6 cuerdas. Su guitarra vale cerca de 3.000 pavos, quién la pillara. Y creedme: tiene unos dedos muy muy rápidos. Estoy seguro de que cuando toque On Broadway o 20/20, la grada del Parque Almansa dará una vuelta de campana. Porque ya lo ha hecho en otras ocasiones. Baila, lleva unos pantalones tres tallas más grandes –que deben ser muy fresquitos, una delicia para tocar debajo de los focos- y se ha operado la nariz, juraría, que con el mismo cirujano que Michael Jackson. Un crack. Pero es que veo el cartel y estoy por sacarme el abono, pedir vacaciones a mi jefe, e irme a vivir este verano a San Javier: The Family Stone, Sole Giménez y su homenaje a Bebo con la música de Chico y Rita, Lucrecia y la Havana Street Band. Dios, y Lee Ritenour. Somos unos tipos con suerte.
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