Crónicas Canallas (XXXI): Una flor para Pablo Iglesias



Debe visitar Los Urrutias, señor Iglesias, en el corazón del Mar Menor, en Murcia. Sí, esa tierra del sureste de la Península Ibérica que los guiris ubican gracias al aeropuerto de Alicante. De Elche, en concreto. Aquí, el de Corvera lo tenemos de escaparate, porque somos así de chulos. Y que en nuestra nevera nunca falte de ná, aunque no tengamos un duro en el banco. Los murcianos somos así de entregados, la verdad. Pero en dos años seremos la pera limonera, en cuanto al tráfico aéreo y esas cosas, al menos eso nos venden. Yo diría que estamos en negociaciones con media Europa para que conozcan de primera mano la #MarcaMurcia, que le tiren al paparajote y al café de olla, se lo recomiendo. Incluso tocamos hasta a los rusos para que vuelen raudos a prenderle fuego a sus billetes, para que construyan sus mansiones rococó en los secarrales y que nuestros hijos tengan trabajo como antaño. Nazdorovje. Hijos a los que llevaremos al parque Paramount para que se fotografíen con sus ídolos como Mickey Mouse o el señor Burns, el de Los Simpsons, riendo sarcásticamente como Montoro en su escaño. Las obras del AVE van a toda leche por Orihuela, lo observo a diario, día y noche, pero no tiene pinta de que nuestro particular tren bala —que les pregunten a los chinos qué es eso— llegue sin soterrar a la estación de El Carmen. No pasarán. Podría ser un clamor en la calle, y Cámara y Garre comprobarían en sus carnes cómo la iniciativa ciudadana y vecinal saca músculo con fiereza. Podría pasar lo de Gamonal, fíjese. Informativamente hablando, como cronista en apuros, sería divertido, se lo confieso.


Precisamente quería hablarle de la prensa, de los medios de comunicación, señor Iglesias. El otro día leí unas declaraciones suyas y me eché el café hirviendo en la camisa de Adolfo Dominguez nueva. Creí entender —no estoy seguro de si lo he terminado de asimilar, también se lo digo—, que usted pedía un control público, para medios de comunicación, tanto públicos como privados. No se quedaba ahí, acusaba a mi gremio, a la canallesca, de escribir lo que nos mandan nuestros jefes, tanto editoriales como empresariales, que tenemos de ambos.

Como periodista, yo solo puedo decirle que, en mi libertad de expresión, de la que he gozado en todos los medios de comunicación para los que he prestado servicio, jamás me han dicho lo que tenía que escribir, decir y/o callar. Conoce usted las entrañas de la Universidad, no me cabe duda —ahí se ha gestado Podemos—, pero lo que ha demostrado es su ignorancia más supina sobre la situación que vive el mercado de Media en España.

Mire, un ejemplo. Si usted fuera periodista, y yo su redactor jefe o su director, le diría que tiene usted toda la libertad para escribir lo que quiera, lo que le dé la gana —con el sobreentendido respeto a la actualidad informativa—, pero no se pase y toree con elegancia la línea editorial, que la tenemos. Nada más. Bueno, si fuera el dueño de una empresa privada, la mía propia —pagada con mis perras—, le instaría a un cambio de look. La coleta le hace parecer menos creíble cuando dice estas cosas. La barba no la tiene lo suficientemente poblada, le aconsejaría un afeitado a ras o probar con el láser Alejandrita.

El objetivo, señor Iglesias, de esta flor epistolar no es otro que instarle a una visita a nuestra Región. Venga a conocer Los Urrutias, donde mi compañero de líneas Enrique Nieto —un pintor que merece la pena contemplar— pare sus Apuntes del Natural. Sociología de la calle. Allí hemos encontrado una planta protegida que no se veía en el Mar Menor desde hace 40 años. Se llama Cressa, es del tamaño de un tomillo y procede de la familia de las correhuelas y campanillas. Espero que tenga a bien el presente. Cuando venga por aquí, le solicito una entrevista.

#PowerToPeriodismo
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Juan Máiquez

A sus 30 años ha hecho de todo en el mundo de la Comunicación y el Marketing. Con 22 años, fue editor de boletines informativos en una emisora a escala nacional en Madrid. Dio el salto a televisión con 24, donde hizo de reportero (sin dejar la radio) en lugares tan privilegiados como el Congreso de los Diputados, el Palacio de la Moncloa o el Senado. En Murcia, ha pasado por casi todas las secciones del periódico para el que escribe, La Opinión de Murcia, donde firma la contraportada todos los sábados con sus #CrónicasCanallas. Comparte espacio con el escritor y articulista de El País Juan José Millás. Ha publicado en libros de Sociología y prepara una nueva entrega editorial. Ha saltado al mundo del marketing con trabajos de locución para videos corporativos, ha vendido publicidad para una emisora de radio e, incluso, ha organizado una feria de vino en inglés en la provincia de Alicante. De hecho, tiene un blog en el portal americano www.examiner.com. Todo esto, sin abandonar su actividad periodística y su faceta como músico, escritor y radiofonista, parcela en la que tiene un posgrado.

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