LOS RODRÍGUEZ RESUCITAN

En Murcia. Y el lugar elegido fue el coso taurino, que para los músicos argentinos tiene una simbología especial ("Diseen los toreros, buena suerte compañeros..."). Había llegado a mis oídos que el concierto iba a ser filmado para la posterior edición de un deuvedé. Y he de reconocer que no me apercibí de la presencia de cámara alguna. El tiempo hablará. ¿Se juntaban por dinero?, la pregunta queda en el aire... Lo cierto es que Rot y Calamaro comulgaban de nuevo en un escenario, en Murcia, con un público entregado, rendido desde el principio del repertorio. Que coreó cada una de las canciones y que le imploró al autor de Estadio Azteca bises y más bises. Pero, ¿qué es lo que pasó realmente esa mágica noche de 22 de septiembre? Que los astros se conjuraron para recuperar la ilusión perdida en un viejo y maltratado rock and roll.

Y eso que el cielo auguraba lluvia. El encargado de abrir este fantástico bolo fue Quique González. Absolutamente genial. Lo ha demostrado en su último trabajo, repleto de calidad y músicos de renombre. Pero cuajó un directo impecable. Sabía de la responsabilidad de telonear a dos grandes, a dos cracks, como se refirió él, que más tarde le invitaron a subir al escenario. Lo mejor, su lado más duro con un Hotel Los Ángeles que puso los pelos de punta. Electrizante. Con músicos solventes, a pesar de la ausencia de Carlos Raya a la guitarra. González, además es un confeso admirador de Calamaro, al que homenajea en su último trabajo, Ajuste de cuentas, con un breve guiño a Paloma, una de las canciones más emotivas del argentino.

Me explicaré más adelante con eso de resucitan. Calamaro -con unos kilos de más que la edad no perdona- y Rot -cuyo rostro esconde en sus arrugas años de sexo, droga y ruac and roll- hicieron saltar a los presentes desde la primera canción: un Canal 69, se mueve, se mueve, que nos hizo bailar. Buena puesta en escena, con cuatro músicos más sobre el escenario (bajo, batería, otro teclado -además de Calamaro- y un guitarra rítmico).

Hubo etapa al más puro estilo Los Rodríguez: Dulce condena, Mi enfermedad, La milonga del marinero y el capitán..., temas que olían a Malasaña por los cuatro costados, entre los que intercalaron otros de sus respectivas carreras en solitario.

Rot quizá estuvo más flojo, aunque hizo un guiño a Tequila que hizo las delicias de los más veteranos (Rock and roll en la plaza del pueblo y Necesito un trago). Digo flojo porque cumplió en su papel de excepcional guitarra solista, que lo es, pero particularmente se me hizo algo larga Ahora piden tu cabeza, procedente de su último trabajo. Bien estructurada, pero con una cadencia que la hace pesada al oído (¿demasiado adaptada al corsé de radiofórmula?).

Calamaro no defraudó, a pesar de dos fallos en dos cambios de estrofa (¡la edad no perdona!), que hicieron deslucir un Me estás atrapando otra vez. Pero Estadio azteca fue cantada por una plaza de toros llena a rebosar que la entonó como si fuera un himno. Ésa y todas. La grada hacía la ola y cierto sector, con visibles ganas de juerga, le pidieron a Calamaro que interpretase Maradona antes de irse al hotel. Merecieron la pena los 33 euros de una entrada..., cara, todo hay que decirlo.

Y decía que resucitan porque a día de hoy ninguno de los dos ha estado para un top-ten merecido e indiscutible en las listas de éxitos. De 40, de la Cien o de lo que sea. Atras quedó un legado de canciones imborrables que serán recordadas por una generación entera. Ni Rot ni Calamaro, a pesar de su aventura tanguera con el niño Josele, son capaces de desbancar a unos Pereza o a unos El canto del loco. Desgraciadamente, las cosas están así de perras en el negocio de la música.

Si es cierto que sale adelante ese deuvedé, será un deuvedé de buenas y viejas canciones con sabor a rock argentino. Pero sus autores no serán Rot + Calamaro, sino "Los Rodríguez". Que quede claro. Esos que han influenciado a tantas y tantas bandas de rock en este país.

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Juan Máiquez

A sus 30 años ha hecho de todo en el mundo de la Comunicación y el Marketing. Con 22 años, fue editor de boletines informativos en una emisora a escala nacional en Madrid. Dio el salto a televisión con 24, donde hizo de reportero (sin dejar la radio) en lugares tan privilegiados como el Congreso de los Diputados, el Palacio de la Moncloa o el Senado. En Murcia, ha pasado por casi todas las secciones del periódico para el que escribe, La Opinión de Murcia, donde firma la contraportada todos los sábados con sus #CrónicasCanallas. Comparte espacio con el escritor y articulista de El País Juan José Millás. Ha publicado en libros de Sociología y prepara una nueva entrega editorial. Ha saltado al mundo del marketing con trabajos de locución para videos corporativos, ha vendido publicidad para una emisora de radio e, incluso, ha organizado una feria de vino en inglés en la provincia de Alicante. De hecho, tiene un blog en el portal americano www.examiner.com. Todo esto, sin abandonar su actividad periodística y su faceta como músico, escritor y radiofonista, parcela en la que tiene un posgrado.