LOS M-CLAN SIN CAMPILLO (III)
Carlos Raya entra a la formación sin estridencias y ha sabido ganarse el respeto de los que decíamos que esto no era lo mismo sin Campillo. No es lo mismo, pero me gusta. No soy un fiel seguidor de Sangre Azul, la banda que le hizo conocido, pero lo que ha hecho con Quique González me parece una maravilla. Además de que Quique tiene calidad, Raya entiende de música, sabe ponerse a los mandos de la producción, tiene más de una treintena de stratocasters… Y es un guitarrista que ha evolucionado. De los acordes alocados del heavy, se ha atrevido a tocar el pedal-steel -esa especie de mesa con cuerdas que parece una máquina de coser…-, trabaja sus coros por y para la banda. Ahora dan más importancia a una melodía que a un riff atronador de guitarra. Porque eso es lo que vende. Y punto.
¿Y qué va a ser de estos top ten en el futuro? Pues todo depende de las ventas, de los bolos que salgan, de las promos, de la capacidad para crear cosas nuevas sin ponerle los cuernos a tus principios… Eso es algo que llevan haciendo desde el tercer disco. Y cuando hablo de principios, no me refiero a vender botas de punta, melenas o sexo, droga y roll and roll en los conciertos, sino que hablo de canciones, de nuevos sonidos, de melodías pegadizas y de calidad. De vender discos en un mercado difícil, competitivo e infectado por ciertos virus que genera la televisión (a Operación Triunfo me refiero, que no deja de ser un reality, que financió nuestra cadena pública...).
De momento, han sido unos de los elegidos –junto a los gallegos Deluxe- para representar a España en el Mundial de Alemania, en un festival musical paralelo a la orgía futbolística. Ellos reconocen que les sirvió “para hacer contactos”. Ahora toca la conquista del mercado latino con un concierto de presentación en Buenos Aires.
Estoy seguro, los argentinos sabrán apreciar la magia del pop & roll murciano. Que les vaya bonito.
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