UNA DE NAVIDAD


El otro día, aprovechando un rato de ocio y esparcimiento, me metí en una tienda de jabones y velas sita en la madrileña calle de Fuencarral. Mi propósito era mirar, curiosear. Oler. Por supuesto, no compré nada, y sí me llevé una reprimenda del dependiente por tocar demasiado. No era muy simpático, que digamos, aunque, por lo que me explicó, ciertos artículos de cera van lacados y se pueden estropear. Vale.

Pero no fue el jabón, ni las velas aromáticas ni el amaneramiento descarado del encargado de la tienda lo que me llamó la atención. Fue una guía de ocio que se encontraba en el suelo y que, por supuesto, me apresté ávido a recoger. La revista se llama CO3 y, aparte de una entrevista a Aute y poco más, es semejante a muchas de las que pululan por Madrid. Sin embargo, hay un artículo que me ha fascinado por su originalidad: nada más allá de una crítica a la sociedad consumista a la que irrevocablemente caminamos. Y más en Navidad. Se titula “Navidad o explotación minera” y os reproduzco algunos párrafos porque merece la pena perder unos minutos de nuestro preciado tiempo en leerlos:

Me llamo Floki Von Hasslehaven Durencöff, debo reconocer antes de nada que ni soy madrileño ni me siento demasiado feliz. En realidad no soy de ninguna parte, no tengo nacionalidad, por tanto también podría decir que soy madrileño, al menos de corazón. Me encanta su ciudad. Vivo muy al norte, completamente al norte.

Trabajo para un jefe déspota y explotador junto a dos millones de congéneres. Nuestra labor consiste en fabricar juguetes. Trabajamos sin descanso durante 364 días y después el gordo del jefe se monta en el trineo y se los reparte a los niños…, gratis, para más señas
”.

Obviamente, habla de Papá Noel, ese tipo gordo, con barba cana y desconocedor del allanamiento de morada: le encanta colarse por las chimeneas de las casas ajenas. Leed, leed:

Toda esta parafernalia de la Navidad empezó siendo una preciosa tradición basada en la generosidad y el amor, celebrar el nacimiento del niño Jesús, era una época para plantearse nuevos objetivos y recordar lo verdaderamente importante. Al principio cada chiquillo recibía del mastodonte rojo un pequeño detalle para convertir el 25 de diciembre en una fecha entrañable. Pero ahora los niños se han vuelto codiciosos, lo quieren todo, los padres están acostumbrados a concederles todos los caprichos y nos llegan cartas con más páginas que los dossieres de instrucción de la Operación Malaya”.

Vaya, vaya... Y es que todo esto de la Navidad es un rollo, mucha generosidad y solidaridad, y todo el mundo está de mala leche… Pues mira:

Tenemos al gordinflón encerrado en el almacén. No puede salir porque los renos están sueltos por las instalaciones, llevan meses sin comer y le tienen unas ganas… Son capaces de cualquier cosa, son cientos de años arrastrando al viejo, hay que entenderles. A grandes males, grandes remedios: nos negamos a que los niños reciban juguetes hasta que P.N. firme el convenio colectivo, queremos incrementos salariales, mejoras de las condiciones laborales y que se cambie de traje, ah, también queremos que se afeite la barba, sí, qué pasa, eso se lo hacemos por joder… pero qué se le va a hacer: donde las dan las toman. Los duendes también tenemos derecho a ser felices”.

Pues lo dicho, que me solidarizo con los duendes y yo también me pongo en huelga por Navidad. Me voy con mi familia que, como dice mi abuelo, nunca hay que perder las buenas costumbres. Y ya de paso: ¡Feliz Navidad a todos! No os olvidéis de visitarme, que tengo una exclusiva con Edu, el bajista de 69 Revoluciones. Y el video tocando en Grafton… Y más cosas…
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Juan Máiquez

A sus 30 años ha hecho de todo en el mundo de la Comunicación y el Marketing. Con 22 años, fue editor de boletines informativos en una emisora a escala nacional en Madrid. Dio el salto a televisión con 24, donde hizo de reportero (sin dejar la radio) en lugares tan privilegiados como el Congreso de los Diputados, el Palacio de la Moncloa o el Senado. En Murcia, ha pasado por casi todas las secciones del periódico para el que escribe, La Opinión de Murcia, donde firma la contraportada todos los sábados con sus #CrónicasCanallas. Comparte espacio con el escritor y articulista de El País Juan José Millás. Ha publicado en libros de Sociología y prepara una nueva entrega editorial. Ha saltado al mundo del marketing con trabajos de locución para videos corporativos, ha vendido publicidad para una emisora de radio e, incluso, ha organizado una feria de vino en inglés en la provincia de Alicante. De hecho, tiene un blog en el portal americano www.examiner.com. Todo esto, sin abandonar su actividad periodística y su faceta como músico, escritor y radiofonista, parcela en la que tiene un posgrado.

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4 comentarios:

Anonymous said...

HOoola!!

totalmente de acuerdo contigo y con los duendes.

que caprichosos se estan volviendo los crios, lo quieren todo.

me ha recordado a un cuento que ha escrito mi prima para el "el país"


un besazo

Juan Máiquez said...

Qué alegría loko! La próxima vez me tienes que llevar... Aquí en Madrid ya se "huele" la Navidad y, si de por sí, ya esto es un estrés... Por ahora más. Espero que te lo hayas pasado de puta madre y me enseñes la foticos pronto. Un beso!

Nando Rico said...

La verdad es que si tienes familiares en edad de creer en los Reyes Magos y Papá Noel lo puedes flipar. Aunque también es verdad que cada vez los niños se dan cuenta antes de que toda la parafernalia no existe -lo cuál no es bueno porque pierden inicencia-. Por lo tanto, sólo miran por su propia vanidad y por capricho. Lo que está claro es que no se puede dar a un crío todo lo que quiere porque si no eso le pasará factura cuando sea mayor.
Un abrazo axo, y feliz Navidad.

Anonymous said...

¡¡Felices fiestas Rafa!!
Que os lo paseis bien, tú y toda tu familia.
Nos vemos, compañero.