Cuentan que el topo es un animal destinado a la infelicidad. El único leit motiv en su lacónica vida es cavar túneles. Uno tras otro. Uno tras otro. Sólo le mueven dos propósitos en su quehacer diario: alimentarse y reproducirse. Buscar denodadamente comida y copular con el objetivo de perpetuar la especie. Y el topo es un ejemplo. Existen multitud de animales que dedican todos los días de su existencia a sumergirse en el sopor casi obsceno de la rutina.
La mañana no se ha despertado aún. Los primeros rayos de sol se desperezan. La diosa Cibeles esboza una gélida sonrisa. Leo el pensamiento de una barrendera que llega a la conclusión de que currar los domingos debería estar prohibido por ley. La compadezco y me solidarizo internamente con ella. El frío abofetea mi cara y me recuerda que hay muchos más túneles que excavar. Hasta ver la luz.
Converso con un guardia de seguridad que, en un pasado remoto, fue comercial de una marca de cerveza. Me cuenta hasta qué punto la rutina puede convertirse en una especie de collar de pinchos que te ahoga, que apenas te deja respirar.
Conozco de primera mano las ventajas de un trabajo de funcionario. Al mal tiempo buena cara. Me encomiendo a San Francisco de Sales, el patrón de los periodistas. Y miro atrás. No sé muy bien qué fue, pero por un momento pensé: he de seguir corriendo. Como si me persiguiese un topo afanado en excavar túneles y más túneles.
Por cierto, el topo es ciego, ¿no?
La mañana no se ha despertado aún. Los primeros rayos de sol se desperezan. La diosa Cibeles esboza una gélida sonrisa. Leo el pensamiento de una barrendera que llega a la conclusión de que currar los domingos debería estar prohibido por ley. La compadezco y me solidarizo internamente con ella. El frío abofetea mi cara y me recuerda que hay muchos más túneles que excavar. Hasta ver la luz.
Converso con un guardia de seguridad que, en un pasado remoto, fue comercial de una marca de cerveza. Me cuenta hasta qué punto la rutina puede convertirse en una especie de collar de pinchos que te ahoga, que apenas te deja respirar.
Conozco de primera mano las ventajas de un trabajo de funcionario. Al mal tiempo buena cara. Me encomiendo a San Francisco de Sales, el patrón de los periodistas. Y miro atrás. No sé muy bien qué fue, pero por un momento pensé: he de seguir corriendo. Como si me persiguiese un topo afanado en excavar túneles y más túneles.
Por cierto, el topo es ciego, ¿no?
8 comentarios:
para ver la luz hay que sufrir un poco bajo tierra, pero ese sol que te golpea en la cara por primera vez y después de tanto esfuerzo reconforta más que ninguno
animo Juan
Hola compañero! El pasado domingo oí tu voz cansada...y ahora descubro lo que estabas haciendo, seguías excavando el tunel de tu vida. A mi igual que a Rebe también me gustaría pensar que algún día se terminará ese tunel y saldremos a la luz del sol, pero si eso no sucediera tan pronto como esperamos, sólo me queda pensar que nuestro objetivo es simplemente cavar ese tunel. Así que no te atormentes....disfruta de la oscuridad!!
Un abrazo, muchos ánimos y espero verte esta semana a más tardar....
Si, el topo es ciego, pero sabías que el ornitorrinco contiene en sus aletas uno de los venenos más fuertes que existen?Fijate,con esta estupidez sacada de un documental de la 2 yo gané una apuesta....jejeje.
Jajajaja. Pero bueno! Y quien os ha dicho a vosotros que yo me identifico con el topo! Si a mí me gustan los perros! Pero sí, he de reconocer que jode mucho que tus colegas vengan de fiesta y tu te tengas que ir a currar. Qué le vamos a hacer! Así es la vida.
Que ganaste una apuesta??Coño es verdad. Eres lo peor Eloy, ejje. Y, Juan, qué le dice el topo a la topa?....ya sabes el resto...ánimo a todos madrileños de pacotillas.
¿Y sabías que la iguana tiene dos penes?
Pero tios que coño os fumais????dos penes...ornitorrincos...esto no iba de musica???!!!
Jajajaja! Luisete! Que la temática del blog se ha abierto un poco... Para leer sólo de música, tienes que ir al de periodistadigital. Aquí hay cabida para todo. Es lo bonito de Internete! Un abrazo y cuidame a Juanito cuando te visite por tierra germanas.
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