La carretera siega vidas con la impiedad de una guadaña. Por eso, la DGT tiene un arduo trabajo a la hora de determinar las conductas temerarias de los conductores, que están en constante evolución, como las nuevas tecnologías. En Francia, un chaval se ha hecho viral por conducir su bólido desde el asiento del copiloto. Es menor, por tanto, no cumplirá condena en chirona. Y es más, me juego el cuello a que farda como un gallito el galo en cuestión delante de sus compadres, que le aplaudirán como mentecatos la jugada.
El protagonista de esta otra historia es suizo. Conducía esta semana una furgoneta en Ibiza y recibió el alto en un control de alcoholemia. No es difícil imaginar la situación:
- Documents, please. (policía ibicenco con bigote y mal encarado).
- I beg your pardon? (suizo con cara de bobalicón, rojo como una gamba).
- ¡La documentación, coño! (policía ibicenco, afectado por los recortes, rojo de ira).
La situación se resuelve con el poli quemado por el gobierno corrupto de sus amadas islas sacando el alcoholímetro. “Lo va a reventar”, piensa el madero, que se lleva comisión por la receta. Después de explicarle varias veces que tiene que EXPIRAR a través del canuto metálico, EXPIRAR, no ASPIRAR, el helvético completa satisfactoriamente la prueba que determina si ha empinado o no el codo más de la cuenta antes de ponerse al volante.
Cero-cero, como la San Miguel. El picoleto no da crédito a lo que ven sus ojos. La pantalla digital le dice que el ‘chan’ no se ha pimplado ni una mísera cervecica. Es, entonces, cuando Antonio Alcántara (nombre ficticio del policía ibicenco) escucha nítidamente un gemido femenino, un ruido sordo y repetitivo de como cuando una persona corre en chanclas. Y una excitada voz de fémina que repite… “Oh yeah, baby, I´m lovin´it“. Cuando echa la vista atrás, a la parte trasera de la furgo, contempla la dantesca escena. Tres parejan se dan ‘calor’ como si no hubiera un mañana. Al poli le acaba de subir la tensión y el ácido úrico, imaginaos en la piel de la autoridad por un momento.
Por eso, os decía lo de las campañas de Tráfico. ¿Recordais aquel spot de la FAD (el organismo antidroga) en el que un gusano se introducía lentamente por el orificio nasal para alertar de los peligros de la cocaína? Pues algo así. A nadie se le olvidará aquel otro anuncio de la DGT que utilizó la imagen de Stevie Wonder, que decía aquello de “si bebes, no conduzcas”. Pues bien, noticias como las que cuenta el compañero, vía Diario de Ibiza, Ricardo F. Colmenero, nos hacen replantearnos cómo podría ser más efectiva la DGT. El reportero de El Mundo no podía evitar la comparación con el filme Crash (David Cronenberg), en el que una pareja de desconocidos culminan un accidente de tráfico en una tórrida escena sexual dentro, sobre y contra el vehículo. Sobran las preposiciones.
En este caso, el orgiástico capítulo quedo en mera anécdota policíaca de provincias, pero quién sabe si en el guión de la peli el madero hubiera desenfundado las esposas y blandido la porra con lascivia a modo de preliminares. ¿Se os ocurre un título para la cinta? Yo, de momento, creo que deberían olvidarse de Stevie Wonder y colocar en el spot a Sofía Vergara -la colombiana de Modern Family-. El eslógan podría ser tal que así: “Que un par de razones no te hagan estrellarte contra la farola de tu barrio. Precaución, amigo conductor“.
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