SIMPLEMENTE FOURPLAY
Magistral, divertido, erudito, sensible y profesional. Todo eso y mucho más es Fourplay. Cuatro figuras mundiales del Jazz que, como dicen los expertos, lejos de sumar individualmente, hacen un efecto multiplicador cuando están en el escenario. El Festival de Jazz de San Javier tocaba un año más la cúspide acercando al Mediterráneo la primera actuación en España de esta magnífica banda. Músicos de los pies a la cabeza, que disfrutan con lo que hacen. Que lo hacen bien, exageradamente bien. Es una opinión personal, pero no tiene nada que envidiar al Festival de Jazz de San Sebastián, por cartel y porque la tierra tira mucho. Pero vayamos por partes. Desmenucemos las ideas:
Al bajo de seis cuerdas, Nathan East, el que fuera bajista predilecto de Eric Clapton. Es el que lleva la voz cantante en el sentido más estricto. Me quedo con su forma de tararear a la vez que punteaba. Sólo he visto hacer eso a algunos privilegiados como George Benson, que precisamente también pisó el escenario de San Javier hará un par de años.
Al piano, Bob James, el más veterano (al menos en apariencia física). Acaricia y vuela literalmente por las teclas. Equiparable a grandes del género como Chick Corea. Encima del piano contaba con un órgano capaz de hacer todo tipo de efectos. Jazz fusión, R & B y pop.
A la batería, Harvey Mason. Superdotado, un portento de coordinación. Nada de volverse loco aporreando. Es quizá el que pasó más desapercibido, aunque hizo un par de solos notables. Curioso el hecho de colocar la batería de lado en el escenario. Veíamos su perfil y cómo coordinaba ambos pies.
A la guitarra eléctrica y acústica el genial Larry Carlton. Muy personal, rápido, preciso, fino. Capaz de dar un vuelco a la canción con sólo percutir un par de notas. De la escuela de George Benson. Es de esos guitarristas que los ves una vez en la vida y jamás olvidas su peculiar forma de acariciar su instrumento. Casi la prolongación de su brazo. Y la guitarra en el pecho, nada de colgarla a la altura de los testículos.
Es una delicia de directo, con una atmósfera mágica, al aire libre. Hubo cabida para la improvisación y guiños con el público de lo más originales y divertidos. Por ejemplo, en un momento de la actuación hicieron un parón de cerca de medio minuto. Los cuatro simularon estar petrificados y mantuvieron una postura constante. Arrancaron la reacción del público y retomaron la canción por el mismo punto en el que la dejaron. Eso sólo lo hacen los grandes. Y siempre sonriendo. Porque disfrutan, se lo pasan bien. No hacen esto por dinero porque, quizás, son cuasi millonarios. Sólo por disfrutar. Porque aman la música.
Y la gira que hacen es astronómica. Después de Murcia, Barcelona, Collado-Villalba, Malasya, Indonesia, the Tower of London, Corea, Hong Kong, Los Ángeles... Todo un lujo, de verdad. Próximamente colgaré la foto que me hice con ellos. Instantes para el recuerdo.
"You are never too old for Fourplay". Simplemente Fourplay.
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