Querido Juanjo:
Pongamos que hablo de M-Clan. Y de cómo arde Madrid cuando se juntan Hank Bukowski y Normal Mailer y se enfundan la chupa canalla. Las expectativas eran altísimas, máxime cuando una banda, murciana, cumple 20 años encima de los escenarios y se quiere rodear de amigos (faltaron Leiva y Coque Malla). 20 años en los que ha pasado de todo: ideas, venidas, separaciones y hasta defunciones. Por el camino, quedan grandes hits como Llamando a la Tierra, Carolina, Maggie despierta o Perdido en la ciudad, por decirte solo unos pocos.
Empezaron fríos. Las cámaras encorsetaban una barbaridad y no se relajaron hasta el primer invitado, momento en el que prendió la chispa del rock and roll y empezamos a sudar. Cerraron incluso las barras, porque agotamos toda la bebida. Menos mal que había bar. En cualquier caso, te repito que me arrepiento de no haber sacado entrada para el segundo día de grabación, tuvo que ser sublime. Éxtasis roquístico.
El cantante de Barricada, Enrique Villarreal, El Drogas, cantó la metalera Las calles están ardiendo, ataviado con una chistera y un bastón que volteaba a la velocidad de la canción. Daba la sensación de que iba a lanzarlo al público y le iba a sacar un ojo a alguien. Íñigo Uribe, primer teclista de M-Clan, subió a tocar Maxi ha vuelto, una joyahard rock del disco Coliseum. Vinieron Los Guasones desde Argentina, con un tributo a Like a Rolling Stone, de Dylan. Fito salió sin guitarra y cantó Carolina. Alejo Stivel hizo su parte en Usar y Tirar, como en aquel disco que les produjo en Francia y que fue un pelotazo de radiofórmula. Roto por dentro, con Miguel Ríos, fue la abdicación del rey del rock and roll, que cedió la corona a su mejor discípulo: Carlos Tarque. Enrique Bunbury, la sorpresa de la noche, estuvo magistral con Miedo, un auténtico duelo de frontmen, que Carlos Raya -productor y guitarrista en Los Fitipaldis- encendió con unos riffs que recordaban a Sangre Azul. Ariel Rot tocó Me estás atrapando otra vez, de Los Rodríguez, con su clase habitual, pero me pilló recargando el depósito de gasolina. Para mí fue un diez, por lo que significaba, y por la compañía. Solo puestos a pedir, hubiera matado por un ejercicio de perdón mutuo entre ellos y Santi Campillo. Y que hubieran dedicado un tema a Pascual Saura, que ya no está con nosotros. Pero lo dicho, un diez. Larga vida al rock and roll, y larga vida a M-Clan.
Apreciado Juan:
La Feria del Libro de Madrid es una hermosa línea recta de casetas blancas donde el mundo parece menos imperfecto. Un ambiente de tolerancia y libertad que atrae a curiosos y bibliófilos, a escritores sin vocación y cantantes buscando inspiración. ¿Y puede que alguno de estos libros, entre los miles y miles que andan por aquí, cosidos los unos a los otros, haya influenciado a Carlos Tarque?
Resulta difícil pensar algo así en un lugar donde apenas se respira tabaco; ni existe alcohol; donde los jóvenes no saltan a ritmo de rock; ni las parejas se meten mano a la vista de todos. El Retiro está tranquilo; es sábado; hace calor; las familias pasean alegremente, pero qué duda cabe que en muchos de estos libros están encerradas las mejores historias de nuestras vidas, y como en las canciones de M-Clan, nos vemos reflejados, identificados y representados a nosotros mismos.
Los temas que nos brindaron los murcianos M-Clan en el Teatro Price de Madrid, en su 20 cumpleaños, son solo eso: buenas historias que nos conceden el privilegio de la ensoñación, el recuerdo y la evasión, de igual modo que ocurre con la literatura. Un viaje a la adolescencia, los años universitarios, como a nuestros padres les asalta la nostalgia cuando suena una de los Rolling o de Bruce Springsteen.
Un ciclo que se repetirá con nuestros hijos y con los hijos de nuestros hijos. Y solo es eso, amigo Juan: buenas historias, buena música y buena literatura.
0 comentarios:
Post a Comment