MEMORIAS DE UN PERIODISTA (I)
En septiembre de 2001, un servidor se matriculaba en la Universidad de Ciencias Sociales y Jurídicas, UCH-CEU de Elche. Disciplina: Periodismo. Horario de tarde. Yo quería contar historias, ir a la guerra, vivir al filo de la noticia. Romanticismo por los cuatro costados.
Alrededor del 24 del noveno mes de ese año comenzaba el reto. Lo primero de todo fue consultar el temario. Modelos económicos, Lengua, Documentación, Teoría y Sociología de la Comunicación, Análisis del entorno social (Historia) y Comunicación Escrita I, entre otras. Toda una amalgama de disciplinas que prometían hacer de mi persona un profesional culto y erudito. Con el profesor Jordi Pérez analizábamos la estulticia televisiva de Operación Triunfo, arropados por una retórica que parecíamos no entender. Qué más da. Teoría y más teoría. ¿De qué sirve conocer el “efecto del caballo ganador” (bandwagon efect) para cubrir una rueda de prensa en el Ayuntamiento de mi ciudad? ¿De qué sirve conocer qué opina Teun Van Dijk acerca del racismo estructural solapado en el tejido social? ¿o societal? ¡Qué más me da!
Pero bueno, milongas aparte, en Redacción Periodística (Comunicación Escrita I) nos enseñaban que el secreto estaba en la masa (¡como en Telepizza!): el titular se escribe cuando concluyes la información. Falso. Absolutamente falso. El pistoletazo que llega a tu mente sólo se aprecia antes de escribir lo que quieres. Al menos en mi caso. Continuamos. Lección 1: cómo se escribe un titular. Dibujamos 30 rayitas en el papel y ponemos en marcha nuestra maquinaria intelectual para encajar nuestra obra maestra en los susodichos espacios. Unos años más tarde, aprenderás para qué sirve el track y el kern en el Quarkpress 6.0.
(CONTINUARÁ)
1 comentarios:
Creo que en el fondo te hubiese gustado vestirte de negro y tener un papelillo que te dijera periodista...
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